domingo, 2 de noviembre de 2014

ALIMENTANDO A LAS ABEJAS

Este fin de semana he estado en el colmenar con el objetivo de alimentar a las colmenas. Hacia una mañana soleada y una temperatura muy buena para las fechas en las que nos encontramos. El movimiento de abejas en las piqueras es incesante menos en una de ellas que está un poco más floja porque es un enjambre de este año.

El alimento que suministro a mis abejas es el mejor alimento existente para las abejas y posiblemente para los humanos, y además lo fabrican ellas mismas, me refiero a la miel. Las abejas se alimentan de miel y polen, aunque los humanos en ocasiones nos creamos que podemos sustituir o fabricar un mejor alimento para ellas. Algunos apicultores suministran a sus abejas preparados y jarabes comerciales o caseros, elaborados con azúcar. Pero yo pienso que al igual que en los humanos no es conveniente que abusemos del azúcar, para las abejas tampoco debe ser su único alimento. También es cierto que yo puedo permitirme esto porque tengo pocas colmenas. Entiendo que para un apicultor profesional sea más cómodo y barato acudir a estos preparados comerciales. En ocasiones los piensos industriales que se elaboran para los animales no son el alimento más adecuado para ellos, y esto lo pudimos constatar con el caso de las vacas locas donde se alimentaba al ganado bovino con piensos elaborados con restos de ganado ovino y caprino. Las vacas son herbívoros y por lo tanto su alimentación debe ser a base de vegetales ¿no?

En cualquier caso, yo no soy un experto en alimentación animal, pero mi sentido común me dice que a las abejas se las debe alimentar si es necesario, con el alimento que ellas mismas elaboran, la miel. Lo mejor es no tener que alimentarlas y dejarles las reservas adecuadas para que pasen el invierno, pero en ocasiones se hace imprescindible un aporte extra, como en el caso de mi enjambre de este año.

En las siguientes fotos podréis apreciar como coloco unas bolsas de plástico sobre los cuadros con unos pequeños orificios realizados con un alfiler para que las abejas puedan succionar poco a poco el jarabe realizado con agua y miel.


Y así es como queda la bolsa después de que nuestras amigas den buena buena cuenta de ella. Completamente vacía y propolizada.




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